domingo, 12 de junio de 2011

El niño que quería cambiar de siglo, Capítulo 9 (María)




-¿Qué ha pasado ¿ ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?-

-Lo último que recuerdo es...vale, no recuerdo nada-cuando Pablo pronunció estas últimas palabras se oyó:
-Aaarg! ¿Dónde se ha metido el capitán? no hace más que desaparecer y aparecer; si yo fuera el capitán esto no pasaría.

-No digas eso, si te oye puede hacerte caminar por la tabla, ya sabes que últimamente está de un humor muy extraño.

Entonces recordé mis extrañas fantasías, esas que tenía cada vez que me dormía o me despistaba, pero esta vez no estaba solo.

-Pablo, debo confesarte una cosa, a veces viajo a otros siglos-dije sin más.

-A ver, el que fumó ayer fui yo no tú, así que deja de decir estupideces.

-No son estupideces, al principio creí que era una alucinación, un sueño, o que se debía a leer mucho, pero ya no me parece ningún sueño sobre todo porque tu también lo estás viviendo.

-A ver, vamos a centrarnos, esto es lo que pasó: nos quedamos dormidos en el barco y ellos zarparon sin darse cuenta de que estábamos aquí -Pablo se agarró la cabeza como si se le fuera a caer de tanto pensar.

-Si, claro, y resulta que hablan como piratas y me buscan a mí como capitán-mientras yo hablaba comenzamos a oír más movimiento. Arriba todo se empezó a mover y los supuestos piratas comenzaron a gritar y de repente, como si fuera algo normal, nos hallábamos en las pirámides de Egipto.

 Justo encima de las pirámides.

-Tú sabes distinguir entre un cigarro y coca, porque no sé muy bien qué fumé. Esto no puede estar pasando, no, no, no, esto no es real, no puede ser real.

Pablo se había sentado y movía la cabeza mientras se encogía  y se movía de un lado a otro como un loco, mientras yo me hacía la misma pregunta: ¿Dónde estábamos? Quizás en el antiguo Egipto.

 No se me ocurría nada y por más que esperaba, nada volvía a ser normal e intenté buscar algo positivo.

Al menos viajábamos gratis, y si digo la verdad eso no me desagradaba, estábamos cambiando de siglo sin saber por qué.

No hay comentarios: