lunes, 28 de marzo de 2011

El niño que quería cambiar de siglo (capítulo 6) Paola León

Al entrar vio a su  compañero.  Se llamaba Pablo y era un niño muy educado, él le enseño dónde estaba su cama y le dijo dónde podía poner sus cosas. Enrique se lo agradeció y se puso a colocarlas; vio que había una televisión no muy grande y  pensó: “¿Queeé? ¿A este sitio no han llegado las “teles “de plasma?”,  y se rió él solo. Pablo, al verlo reír, pensó que Enrique era un poquito raro, y es que le habían dicho  que las personas que se reían solas o hablaban solas estaban locas o eran un poco raras. Bueno, volvamos al momento, ¿vale? Enrique, al terminar, se fue al comedor donde le habían dicho que tenían que estar cuando terminara de colocar la maleta para que le enseñaran el colegio y también para decirle las reglas.
Allí le enseñaron todo el colegio y, a pesar de que tenía unas reglas un poquito estrictas, ya le iba empezando a gustar un poquito aquel sitio. Justamente cuando terminaron pasó por allí una alumna.  Él no la miro muy bien pero por lo que pudo ver le pareció muy guapa, aunque no le dio importancia.
Llegó a su cuarto y rápidamente llamó a su mejor amigo:
-Hola, ¿cómo estas?
-Bien, aquí en este cole nuevo.
- ¿Ah sí? Y qué tal ¿te gusta?
-Sí, no está tan mal, ahora mismo  voy a ir a esta biblioteca para ver qué tipos de libros tiene, ya te contaré.
- Vale.
-Pueeees bueno, adiós.
-Sí, adiós.
Al terminar la conversación rápidamente se fue a la biblioteca; al entrar estuvo como media hora para ver qué libro cogía. Era tan grande esa biblioteca que no sabía qué libro coger y al final se decidió y cogió uno de aventuras. Era bastante gordo, pero eso a él no le importaba porque si no terminaba de leérselo, se lo podía llevar a su habitación, tenían permiso para eso.
Eran casi las ocho cuando decidió seguir leyendo en su cuarto. Al entrar vio a Pablo comiendo y Enrique le preguntó que si les daban la comida en su cuarto o tenían que ir a comprarla. Él le dijo que se la traían pero que lo que le traían era una comida que elegían ellos. Enrique tenía muchas ganas de comer, así que llamó para que se la trajeran. A que no sabrías decirme qué le trajeron para cenar…

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