miércoles, 16 de marzo de 2011

El niño que quería cambiar de siglo (Capítulo 3) Lucía León


     Enrique al escuchar la voz de su madre se levantó con mala gana  se vistió, desayuno y se fue a buscar la guagua. Al llegar a clase saludó a su mejor amigo, Pablo; era alto de pelo pelirrojo, ojos marrones y moreno. Le contó lo que había hecho en el fin de semana ya que solo había hecho una cosa… leer libros. El amigo le dijo que era un fanático de la lectura.
-No paras de leer libros y nunca sales a jugar conmigo y eso me va cansando.
-Eso no es verdad, yo he salido a jugar contigo muchas veces pero es que libro me tiene muy intrigado
-Ya, pero no hay motivos.
-Si te molesto mi forma de actuar, perdóname, no lo hago queriendo
En ese momento se dieron un abrazo y cada uno se sentó en su pupitre, les tocaba matemáticas con Alonso, el profesor más divertido del colegio.
   -Buenos días,  niños.
-Qué te pasa “profe”, ¿estás enfadado con nosotros? -dijo Enrique.
-Enfadado no estoy, triste porque la mayoría de ustedes habéis suspendido el examen y ya sabéis que este examen era muy importante.
-Lo sentimos, es que era la fiesta y no queríamos perdérnosla -dijo Pablo.
-Bueno, de todas maneras estoy triste, espero que me juren que harán bien los próximos exámenes ¿me lo prometéis?
Todos los alumnos gritaron que sí y se fue. Al finalizar las clases, Enrique se fue corriendo a su casa para terminar de leerse su preciado cuento.
Al llegar a su casa comió y subió corriendo las escaleras para terminar el cuento. La madre subía y bajaba las escaleras pero él no se enteraba, estaba muy concentrado.

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